sábado, 3 de octubre de 2009

De nuestro regreso a Lond Daer... (III)


Ahora que el calor del fuego, y la copiosa comida nos ayuda a disfrutar de las aventuras, os seguiré contando usûlunis lo ocurrido en la ciudad sumergida de Lond Daer, en nuestro viaje a Zarak Dum, como recordareis, nos encontrábamos Adrahil el montaraz del Norte, Gulthar "acierto increíble", Sunthas nuestro portentoso guía espiritual, además de protector Templario y yo vuestro humilde servidor, en una de las entradas de las cloacas de la ciudad que se encontraban en el edificio en el cual habíamos dado su merecido descanso a la pérfida criatura maligna.


Estas cloacas eran de un angosto paso, estrechas hasta para un enano, todos teníamos la necesidad de ir en una posición difícil para poder caminar, además no solo era difícil la movilidad, sino que adema el aire estaba viciado y había algo que nos hacía sentirnos mal al reparar, no había luz en ellos y con las antorchas mágicas, solo alcanzábamos a ver unos metros, pues unos líquenes, o más bien musgo como descubrieron Adrahil y Gulthar, producían unas sustancias de las que teníamos que preocuparnos, tras un internamiento de casi una hora en esas cloacas, el cansancio y el malestar nos hacia mella, habíamos descubierto que existían unos mecanismos de limpieza antiguos en forma de estrellas en el techo que parecían no funcionar todos, y que donde funcionaban existía menos musgo, al llegar a un punto de la cloaca, vimos que había mas musgo de lo habitual, en ese momento se desprendió del techo un esqueleto de un guerrero armado y acorazado, envuelto en esos musgos brillando con color azulado, con movimientos torpes pero de un inequívoco proceder, sufrí un temblor en tomo mi cuerpo al ver tal figura, como todos mis compañeros pero lo peor fue que al respirar la nube de musgo note como mi cuerpo tuvo que hacer un esfuerzo por no enfermar, el combate en si no fue muy duro, pues la criatura era torpe y lenta no era rival para Sunthas ni Gulthar e incluso puede que ni siquiera para Adrahil ni mi, pero este combate tuvo una importancia máxima en nuestra aventura usûlunis, porque me enseño a mí. y espero que con mi ejemplo os pueda hacer ver a ustedes, que olvidar nuestros límites puede poner en peligro a nuestros compañeros.

Os explicare que paso, para que podáis entender la gravedad de mis palabras, el combate se desarrollaba bien, el ser revivido por el musgo no era rival para Sunthas y no lo alcanzaba y este con su gran habilidad lanzaba su escudo y le ocasionaba graves daños, incluso sufriendo la poca maniobrabilidad que tenía en la cloaca, pues el superaba en mucho la altura de la misma y su espada es casi más grande que la cloaca en sí, yo que veía esto, acostumbrado a ver a Gulthar con sus magníficos aciertos, me deje llevar por la emoción y el ansia de ayudar a Sunthas, creyendo que mi buen manejo en el lanzamiento de hachas seria más que suficiente, para acertar al oponente, más ese fue mi gran error, soy bastante bueno lanzando hachas, pero las condiciones eran extremas, y compararme con un maestro como Gulthar en una situación en la que la vida de mi compañero corre peligro fue un grandísimo error, falle, y mi hacha al moverse al golpear Sunthas en lugar de acertar al oponente le dio a él, por suerte mi golpe no fue mortal, pero hice más daño que el propio enemigo, estos errores pueden costarnos mucho, debéis de ser consientes de vuestras limitaciones usûlunis, saberlo os hará mas fuertes, pues cometeréis menos imprudencias, reflexionad sobre esto, en unos momentos os seguiré contando la aventura…

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